CAPÍTULO 8. SE REQUIERE PREPARACIÓN.
*LA PREPARACIÓN DE LA MADRE
ES EXTRAÑAMENTE DESCUIDADA.
El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ésta se concentra en gran parte su educación durante el período de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo. A ella se da en primer lugar la oportunidad de amoldar su carácter para bien o mal. Debería apreciar el valor de esa oportunidad y, más que cualquier otro maestro, debería estar preparada para usarla del mejor modo posible. Sin embargo, no hay otro ser a cuya educación se preste tan poca atención. La persona cuya influencia en materia de educación es más potente y abarcante es aquella en cuya ayuda se hace menos esfuerzo sistemático.
El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ésta se concentra en gran parte su educación durante el período de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo. A ella se da en primer lugar la oportunidad de amoldar su carácter para bien o mal. Debería apreciar el valor de esa oportunidad y, más que cualquier otro maestro, debería estar preparada para usarla del mejor modo posible. Sin embargo, no hay otro ser a cuya educación se preste tan poca atención. La persona cuya influencia en materia de educación es más potente y abarcante es aquella en cuya ayuda se hace menos esfuerzo sistemático.
(La Educación, pág. 267).
ES URGENTE UNA PREPARACIÓN CUIDADOSA Y CABAL.
Aquellos a quienes se confía el cuidado del niñito ignoran a menudo sus necesidades físicas; poco saben de las leyes de la salud o los principios del desarrollo. Tampoco están mejor preparados para atender su crecimiento mental y espiritual. Pueden poseer cualidades para actuar en los negocios o brillar en sociedad; pueden haber hecho progresos en la literatura y la ciencia; pero poco saben de la educación de un niño. . .
Tanto sobre los padres como sobre las madres descansa la responsabilidad de la primera, como asimismo de la ulterior educación del niño, y ambos padres necesitan urgentísimamente una preparación 60 cuidadosa y cabal. Antes de cargar con las posibilidades de la paternidad y la maternidad, los hombres y las mujeres deberían familiarizarse con las leyes del desarrollo físico: con la fisiología y la higiene, con la relación de las influencias prenatales, con las leyes que rigen la herencia, la salud, el vestido, el ejercicio, y el tratamiento de las enfermedades; deberían comprender también las leyes del desarrollo mental y de la educación moral. . .
La educación nunca llevará a cabo lo que podría y debería efectuar, hasta que se reconozca plenamente la obra de los padres y éstos reciban una preparación para desempeñar sus sagradas responsabilidades (Id., págs. 267, 268). Los padres. . . deben estudiar las leyes de la naturaleza. Deben familiarizarse con el organismo del cuerpo humano. Necesitan entender las funciones de los varios órganos y su mutua relación y dependencia. Deben estudiar la relación de las facultades mentales con las físicas y las condiciones requeridas para el funcionamiento sano de cada una de ellas. Asumir las responsabilidades de la paternidad sin una preparación tal, es pecado. (El Ministerio de Curación, pág. 294).
"¿QUIÉN ES SUFICIENTE?"
Bien podrían preguntar los padres: "Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?" Sólo Dios es su suficiencia, y si lo dejan fuera del problema, y no buscan su ayuda y su consejo, su tarea es desesperanzada. Pero mediante la oración, el estudio de la Biblia y un celo ferviente. pueden tener éxito noblemente en este importante deber, y recibir como pago cien veces más por todo su tiempo y sus preocupaciones. . . .
La fuente de sabiduría está abierta; de ella pueden extraer todo el conocimiento necesario en este sentido (Testimonies, tomo 4, pág. 198). 61 A veces el corazón puede estar listo para desfallecer; pero una clara comprensión de los peligros que amenazan la felicidad presente futura de sus amados debería inducir a cada padre cristiano a buscar más fervientemente la ayuda de la Fuente de la fortaleza y la sabiduría. Debería tornarlos más circunspectos, más decididos, más serenos y sin embargo, firmes, mientras cuidan de estas almas, como quienes saben que tendrán que rendir cuentas por ellas. (Review and Herald, 30-8-1881).
LA EDUCACIÓN DEL NIÑO EXIGE LA COMPRENSIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS.
Los padres no tienen excusa por no comprender claramente la voluntad de Dios para obedecer las leyes de su reino. Sólo así pueden conducir a sus hijos al cielo. Mis hermanos y hermanas, es vuestro deber comprender los requerimientos de Dios. ¿Cómo podréis educar a vuestros hijos en las cosas de Dios a menos que vosotros mismos conozcáis lo que es correcto y lo que es equivocado, a menos que comprendáis que la obediencia significa la vida eterna y la desobediencia la muerte eterna? La comprensión de la voluntad de Dios debe convertirse en el tema de la obra de toda nuestra vida. Únicamente en la medida en que hagamos esto lograremos educar correctamente a nuestros hijos (Manuscrito 103, 1902).
EL MANUAL DE DIOS CON ABUNDANTES INSTRUCCIONES.
Los padres no pueden cumplir debidamente sus responsabilidades a menos que tomen la Palabra de Dios como una regla de su vida, a menos que comprendan que han de educar y formar el carácter de cada precioso tesoro humano para que finalmente llegue a aprehender la vida eterna (Manuscrito 84, 1897).
La Biblia, un volumen rico en instrucciones, debería ser su libro de texto. Si preparan a sus hijos de acuerdo con sus preceptos, no sólo colocan los 62 pies de sus niños en el sendero correcto, sino que se educan a sí mismos en el cumplimiento de sus deberes más sagrados (Testimonies, torno 4, pág. 198). La obra de los padres es una obra importante y solemne; los deberes que les conciernen son grandiosos, pero si estudian la Palabra de Dios cuidadosamente, encontrarán en ella abundantes instrucciones y muchas promesas preciosas hechas para ellos a condición de que cumplan su tarea fielmente y con eficacia.
(Signs of the Times, 8-4-1886).
REGLAS PARA LOS PADRES Y LOS HIJOS.
Dios ha dado reglas para la dirección de los padres y los hijos. Y estas reglas han de obedecerse estrictamente. Los hijos no han de ser mimados y no debe permitírselas pensar que, pueden seguir sus propios deseos sin pedir el consejo de sus padres. . . .
No es posible apartarse, sin pecar, de las reglas que Dios ha dado para la dirección de los padres y los hijos. Dios espera que los padres eduquen a sus hijos de acuerdo con los principios de su Palabra. La fe y las obras deben ir juntas. Todo lo que se haga en la vida del hogar y de la escuela debe hacerse, con decencia y orden (Carta 9, 1904).
A LA LEY Y AL TESTIMONIO.
La obra de educación en el hogar, si se cumple de acuerdo como Dios se ha propuesto, exige que los padres sean estudiantes diligentes de las Escrituras. Deben aprender del gran Maestro. Día a día la ley del amor y la bondad debe estar en sus labios. Sus vidas deben manifestar la gracia y la verdad que se vieron en la vida de su Ejemplo.
Luego un amor santificado unirá los corazones de los padres con los hijos, y los jóvenes crecerán afirmados en la fe y arraigados y fundados en el amor de Dios. Cuando la voluntad y los caminos de Dios llegan a ser la voluntad y los caminos de los padres adventistas, sus hijos crecerán para amar, honrar y obedecer 63 a Dios. Satanás no podrá dominar su mente, porque habrán sido educados para considerar la Palabra de Dios como suprema, y pondrán a prueba toda vicisitud que les sobrevenga de acuerdo con la ley y el testimonio (Carta 356, 1907).
SI HABÉIS SIDO INTELIGENTES, REDIMID EL TIEMPO.
Los padres deberían estudiar la Palabra de Dios para sí mismos y para su familia. Pero en lugar de hacer esto, muchos niños crecen sin recibir enseñanza, sin que se los dirija, sin que se los restrinja. Los padres deberían hacer ahora todo lo posible por redimir su descuido y colocar a sus hijos en el lugar donde estén bajo la mejor influencia (Manuscrito 76, 1905). Entonces, padres, escudriñad las Escrituras. No seáis sólo oidores; sed hacedores de la Palabra. Cumplid la norma de Dios en la educación de vuestros hijos (Manuscrito 57, 1897).
LA REGLA GUIADORA: ¿QUÉ DICE EL SEÑOR?
La obra de todos los padres consiste en educar a sus hijos en los caminos del Señor. Esta no es una cuestión que pueda tratarse livianamente, o dejarse de lado, sin incurrir en el desagrado de Dios. No se nos ha llamado a decidir cuál es la conducta que deben seguir otros, o cómo podemos hacer las cosas más fácilmente, sino que debemos preguntarnos: ¿qué dice el Señor? Ni los padres ni los hijos pueden tener paz o felicidad o reposo de espíritu cuando transitan por una senda falsa. Pero cuando el temor de Dios reine en el corazón combinado con el amor a Jesús se experimentarán paz y gozo. Padres, extended la Palabra de Dios delante de Aquel que lee vuestro corazón y toda cosa secreta, y preguntad: ¿qué dicen las Escrituras? Esta debe ser la regla de vuestra vida. Los que aman a las almas no quedarán silenciosos cuando adviertan el peligro. Se nos ha asegurado que ninguna cosa fuera 64 de la verdad de Dios puede dar sabiduría a los padres en el trato con las mentes humanas, y mantenerlos obrando sabiamente. (Review and Herald, 30-3-1897).
PREPARACIÓN INDIVIDUAL.
Si existe un puesto del deber por encima de otro que requiere el cultivo de la mente, donde las facultades intelectuales y físicas requieren un tono saludable y vigoroso, es la educación de los niños. Pacific Health Journal, junio de 1890).
En vista de la responsabilidad individual de las madres, cada mujer debería desarrollar una mente equilibrada y un carácter puro, que reflejen únicamente la verdad, el bien y la hermosura. La esposa y madre puede unir a su esposo e hijos a su corazón mediante un amor considerado, manifestado en palabras suaves y un comportamiento cortés, el cual, como regla, será copiado por sus hijos. (Id., septiembre de 1890).
MADRE, ÉSTA ES SU TAREA SAGRADA.
Hermana mía, Cristo le ha encomendado la obra sagrada de enseñar sus mandamientos a sus hijos. A fin de capacitarse para esta obra, Ud. misma debe vivir en obediencia a todos sus preceptos. Cultive el hábito de observar cuidadosamente cada palabra y acción. Cuide con mucha diligencia sus palabras. Venza todo arranque temperamental; porque si manifiesta impaciencia, ayudará el adversario a hacer que la vida del hogar sea desagradable para sus hijos (Carta 47 a, 1902).
TRABAJAD EN COLABORACIÓN CON LA DIVINIDAD.
Madres, dejad que vuestro corazón se abra para recibir la instrucción de Dios, recordando siempre que debéis hacer vuestra parte de conformidad con la voluntad de Dios. Debéis colocaros en la luz y buscar la sabiduría de Dios, a fin de saber cómo obrar, para que reconozcáis a Dios como el obrero principal, y 65 comprendáis que vosotros sois colaboradoras juntamente con él. Que vuestro corazón se extienda en la contemplación de las cosas celestiales. Ejercitad los talentos que Dios os ha dado al cumplir los deberes confiados por Dios a vosotras como madres, y trabajad en colaboración con los instrumentos divinos, Trabajad inteligentemente, y, "si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios"
(Signs of the Times, 9-4-1896).
LA MADRE DEBERÍA SOMETERSE A SÍ MISMA Y A SUS HIJOS AL CUIDADO DEL COMPASIVO REDENTOR.
Debería procurar mejorar sus habilidades ferviente, paciente, animosamente, a fin de utilizar correctamente las facultades más elevadas de la mente en la educación de sus hijos. Su propósito más elevado debería ser dar, impartir a sus hijos una educación que reciba la aprobación de Dios. Al realizar su obra de manera inteligente, recibirá capacidad para hacer su parte
(Id., 3-4-1901).
La madre debería sentir su necesidad de la dirección del Espíritu Santo, para que ella misma tenga una experiencia genuina al someterse a los caminos y la voluntad del Señor. Luego, mediante la gracia de Cristo, podrá ser una maestra sabia, suave y amante de sus hijos. (Review and Herald. 10-5-1898).
SI HABÉIS COMENZADO MAL.
A los padres que han comenzado mal su enseñanza les digo: no desesperéis. Necesitáis convertiros cabalmente a Dios. Necesitáis el verdadero espíritu de obediencia a la Palabra de Dios. Debéis hacer reformas decididas en vuestras propias costumbres y prácticas, conformando vuestra vida a los principios salvadores de la ley de Dios. Cuando hagáis esto, tendréis la justicia de Cristo que llena la ley de Dios, porque amáis a Dios y reconocéis su ley como una copia de su carácter.
La verdadera fe en los méritos de Cristo no 66 es una fantasía. Es de la mayor importancia que pongáis los atributos de Cristo en vuestra propia vida y carácter y eduquéis y forméis a vuestros hijos con esfuerzos perseverantes para que sean obedientes a los mandamientos de Dios. Un "así dice Jehová" debería guiaros en todos vuestros planes de educación.... Que haya un profundo y cabal arrepentimiento delante de Dios. Comenzad este año... buscando fervientemente a Dios para recibir su gracia, para recibir discernimiento espiritual a fin de descubrir los defectos en la obra del pasado de vuestra obra como misioneros del hogar (Manuscrito 12, 1898).
Este es vuestro día de confianza, vuestro día de responsabilidad y oportunidad. Pronto llegará aquel en que habréis de dar cuenta. Emprended vuestra obra con ferviente oración y fiel esfuerzo. Enseñad a vuestros hijos que es privilegio suyo recibir cada día el bautismo del Espíritu Santo. Permitid que Cristo encuentre en vosotros su mano auxiliadora para ejecutar sus propósitos. Por la oración podéis adquirir una experiencia que dará perfecto éxito a vuestro ministerio en favor de vuestros hijos. (Consejos para los Maestros. Págs.100, 101). 67
CAPÍTULO 9. UN LLAMAMIENTO A LA SUPERACIÓN.
SE NECESITA UN AVANCE CONTINUO.
El trabajo de la madre es de tal naturaleza que exige continuo progreso en su propia vida, a fin de poder conducir a sus hijos hacia realizaciones más elevadas. Pero Satanás traza sus planes para asegurarse las almas de los padres y los hijos. Las madres son alejadas de sus deberes del hogar y de la cuidadosa atención de sus pequeños, para servir al yo y al mundo.
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 60).
Por el bien de sus hijos, si no por otra razón, las madres deberían cultivar su intelecto, porque su obra implica una mayor responsabilidad que la del rey en su trono. Pocas madres experimentan el peso de la tarea que se les ha confiado, o comprenden la eficiencia que pueden alcanzar para su obra peculiar mediante un esfuerzo paciente y cabal en el cultivo de sí mismas.
Y ante todo, la madre necesita disciplinarse estrictamente y cultivar todas las facultades y los afectos de la mente y el corazón, para no tener un carácter distorsionado o unilateral y dejar en sus vástagos las señales de su deficiencia o excentricidad. Muchas madres necesitan ser llevadas a ver la positiva necesidad de un cambio en sus propósitos y caracteres a fin de realizar aceptablemente los deberes que voluntariamente han asumido al contraer matrimonio. Los conductos de la utilidad de la mujer pueden ampliarse y su influencia puede extenderse hasta un grado casi ilimitado si ella quiere dar la debida atención a estos asuntos, los cuales atañen al destino de la humanidad.
(Pacific Health Journal, mayo de 1890). 68
MEJORAD CONSTANTEMENTE EN SABIDURÍA Y EFICIENCIA.
Las madres, por encima de todos los demás, deberían acostumbrarse a pensar e investigar si quieren progresar en sabiduría y eficiencia. Las que perseveren en esta conducta, pronto advertirán que se está capacitando en lo que antes eran deficientes; están aprendiendo a formar correctamente los caracteres de sus hijos. El resultado del trabajo y la consideración dados a esta obra se verá en su obediencia, su sencillez, su modestia y pureza. Este resultado pagará con creces todo el esfuerzo empleado. Dios quiere que las madres procuren constantemente mejorar tanto su mente como su corazón. Deberían sentir que tienen que realizar una obra para él en la educación y formación de sus hijos, y cuanto más perfectamente puedan mejorar sus propias facultades, tanto más eficientes serán en su obra maternal. (Signs of the Times, 9-2-1882).
LOS PADRES DEBERÍAN PROGRESAR INTELECTUAL Y MORALMENTE.
Es el deber de las madres cultivar su mente y, mantener puro su corazón. Deberían aprovechar todos los medios a su alcance para su mejoramiento intelectual y moral, a fin de que puedan calificarse para mejorar la calidad de la mente de sus hijos
(Testimonies, tomo 3, pág. 147).
Los padres deberían ser alumnos constantes de la de Cristo. Necesitan lozanía y poder para enseñar con la sencillez de Cristo el conocimiento de su voluntad a los miembros jóvenes de la familia de Dios.
(Signs of the Times, 25-9-1901).
EL PODER ASOMBROSO DE LA CULTURA CRISTIANA.
Los padres aún no comprenden el asombroso poder de la cultura cristiana. Hay minas de verdad que deben trabajarse pero que han sido extrañamente descuidadas. Esta negligencia no recibe la aprobación de Dios. Padres, Dios os llama a que consideréis esta cuestión con ojos ungidos. Sólo habéis raspado la 69 superficie. Reasumid la obra que habéis descuidado durante tanto tiempo, que Dios colaborará con vosotros. Realizad vuestra obra de todo corazón, y Dios os ayudará a mejorar, Comenzad llevando el Evangelio a la vida del hogar. (Id., 3-4-1901).
Ahora estamos en el taller de Dios. Muchos de nosotros somos piedras ásperas sacadas de la cantera. Pero a medida que sintamos la influencia de la Palabra de Dios, desaparece toda imperfección y estamos preparados para brillar como piedras vivas en el templo celestial, donde nos asociaremos no sólo con los santos ángeles sino también con el mismo rey del cielo.
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 161).
EL BLANCO ES LA PERFECCIÓN
Madres, no descartaréis las labores inútiles y sin importancia que perecerán con el uso? ¿No os acercaréis a Dios para que su sabiduría os guíe y su gracia os asista en una obra que tendrá la duración de la eternidad. Proponeos hacer perfectos de carácter a vuestros hijos. Recordad que únicamente ellos podrán ver a Dios...
Muchos padres están descuidando la obra que Dios los ha dado. Ellos mismos están lejos de la pureza y la piedad, y no ven los defectos de sus hijos como deberían, si sus propios ojos estuvieran contemplando y admirando la perfección del carácter de Cristo (Signs of the Times, 1-7-1886).
CÓMO LLEGAR A SER UNA MADRE IDEAL.
En vez de sumirse en una simple rutina de faenas domésticas, encuentre la esposa y madre de familia tiempo para leer, para mantenerse bien informada, para ser compañera de su marido y para seguir de cerca el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Aproveche sabiamente las oportunidades presentes para influir en sus amados de modo que los encamine hacia la vida superior. Haga del querido Salvador su 70 compañero diario y su amigo familiar. Dedique algo de tiempo al estudio de la Palabra de Dios, a pasear con sus hijos por el campo y a aprender de Dios por la contemplación de sus hermosas obras.
Consérvese alegre y animada. En vez de consagrar todo momento a interminables costuras, haga de la velada de familia una ocasión de grata sociabilidad, una reunión de familia después de las labores del día. Un proceder tal induciría a muchos hombres a preferir la sociedad de los suyos en casa a la del casino o de la taberna. Muchos muchachos serían guardados del peligro de la calle o del negocio de comestibles de la esquina. Muchas niñas evitarían las
compañías frívolas y seductoras. La influencia del hogar llegaría a ser entonces para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una bendición para toda la vida. (El Ministerio de Curación, págs. 225, 226).
compañías frívolas y seductoras. La influencia del hogar llegaría a ser entonces para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una bendición para toda la vida. (El Ministerio de Curación, págs. 225, 226).
EL ÉXITO EN LA VIDA HOGAREÑA.
Consejo a una madre. No debe seguir sus propias inclinaciones. Debe tener mucho cuidado en establecer el ejemplo correcto en todas las cosas. No se quede inactiva. Despierte sus energías adormecidas. Hágase necesaria para su esposo siendo atenta y útil. Sea para él una bendición en todas las cosas. Lleve a cabo los deberes esenciales. Estudie la manera de realizar con vivacidad los deberes de la vida doméstica que son sencillos, no interesantes, sino muy necesario. Trate de convertir en un éxito su vida hogareña. Desempeñar bien la posición de esposa y madre significa mucho más de lo que Ud. ha pensado. . . . Necesita la cultura y la experiencia de la vida doméstica. Ud. necesita la variedad, el aliciente, el esfuerzo ferviente, el cultivo del poder de la voluntad, que proporciona esta vida. (Carta 5, 1884). 71
LOS PADRES QUE ESTÁN DEMASIADO OCUPADOS. Muchos padres sostienen que, tienen mucho que hacer de modo que no les queda tiempo para cultivar su mente, educar a sus hijos para la vida práctica, o para enseñarles cómo pueden llegar a ser corderos del rebaño de Cristo. (Testimonies, tomo 3, págs. 144, 145).
Los padres no deben descuidar el fortalecimiento de su mente contra el pecado, para precaverse contra aquello que no sólo los arruinará a ellos mismos, sino que transmitirá dolor y toda clase de miserias y males a sus descendientes. Al educarse correctamente ellos mismos, los padres han de enseñar a sus hijos que los cielos gobiernan (Carta 86, 1899).
LOS PADRES DEBEN RECIBIR EL CONSEJO.
Mientras duermen en una impía indiferencia, Satanás está sembrando en el corazón de sus hijos semillas que brotarán para producir una cosecha mortífera. Sin embargo, a menudo estos padres resisten los consejos que procuran corregir sus errores. Actúan como si quisieran preguntarles a aquellos que los aconsejan: ¿Qué derecho tiene Ud. para meterse con mis hijos? ¿Pero no son sus hijos también los hijos de Dios? ¿Cómo considera Dios su impío descuido de su deber? ¿Qué excusa presentirán cuando les pregunte por qué trajeron hijos al mundo, y luego los dejaron abandonados a las tentaciones de Satanás?
(Signs of the Times, 3-4-1901).
Preparaos para escuchar consejos de otros. No penséis que no incumbe a vuestras hermanas o hermanos la manera como tratáis a vuestros hijos, o cómo se conducen vuestros hijos (Manuscrito 27, 1911).
EL BENEFICIO DE LAS REUNIONES DESTINADAS AL CONSEJO MUTUO.
Dios nos ha encomendado una obra muy sagrada, y necesitamos reunirnos para recibir instrucción, a fin de capacitarnos para realizarla. . . . 72 Necesitamos reunirnos y recibir el toque divino para poder comprender cuál es esa obra que debemos realizar en el hogar. Los padres necesitan comprensión como deben enviar a sus hijos e hijas desde el santuario del hogar, preparados y educados de tal manera que sean capaces de brillar como luces en el mundo
(Testimonies, tomo 6, págs. 32, 33).
En las reuniones de los congresos adventistas [cuando hay instrucciones para la vida familiar], podemos obtener una mejor comprensión de nuestros deberes domésticos. Aquí hay lecciones que deben aprenderse concernientes a la obra que el Señor quiere que realicen nuestras hermanas en sus hogares. Deben aprender a cultivar un lenguaje cortés cuando hablan con su esposo y sus hijos. Deben estudiar cómo ayudar a cada miembro de la familia a someterse a la disciplina de Dios.
Los padres y las madres comprendan que tienen la obligación de hacer que el hogar sea agradable y atractivo, y que no han de obtener la obediencia amenazando o reprendiendo. Muchos padres aún tienen que aprender que no obtendrán ningún bien con sus arrebatos de reprensión. Muchos no consideran que es necesario hablar bondadosamente a los niños. No recuerdan que estos pequeños han sido comprados con precio y son la posesión adquirida del Señor Jesús.
(Manuscrito 65. 1908). 73
Los padres y las madres comprendan que tienen la obligación de hacer que el hogar sea agradable y atractivo, y que no han de obtener la obediencia amenazando o reprendiendo. Muchos padres aún tienen que aprender que no obtendrán ningún bien con sus arrebatos de reprensión. Muchos no consideran que es necesario hablar bondadosamente a los niños. No recuerdan que estos pequeños han sido comprados con precio y son la posesión adquirida del Señor Jesús.
(Manuscrito 65. 1908). 73