jueves, 30 de agosto de 2018

03.- SECCIÓN III. MAESTROS DEBIDAMENTE PREPARADOS. CONDUCCIÓN DEL NIÑO (EGW).

 

CAPÍTULO 8. SE REQUIERE PREPARACIÓN. 
*LA PREPARACIÓN DE LA MADRE 
ES EXTRAÑAMENTE DESCUIDADA. 
El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ésta se concentra en gran parte su educación durante el período de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo. A ella se da en primer lugar la oportunidad de amoldar su carácter para bien o mal. Debería apreciar el valor de esa oportunidad y, más que cualquier otro maestro, debería estar preparada para usarla del mejor modo posible. Sin embargo, no hay otro ser a cuya educación se preste tan poca atención. La persona cuya influencia en materia de educación es más potente y abarcante es aquella en cuya ayuda se hace menos esfuerzo sistemático.
 (La Educación, pág. 267). 

 ES URGENTE UNA PREPARACIÓN CUIDADOSA Y CABAL. 
Aquellos a quienes se confía el cuidado del niñito ignoran a menudo sus necesidades físicas; poco saben de las leyes de la salud o los principios del desarrollo. Tampoco están mejor preparados para atender su crecimiento mental y espiritual. Pueden poseer cualidades para actuar en los negocios o brillar en sociedad; pueden haber hecho progresos en la literatura y la ciencia; pero poco saben de la educación de un niño. . . 

Tanto sobre los padres como sobre las madres descansa la responsabilidad de la primera, como asimismo de la ulterior educación del niño, y ambos padres necesitan urgentísimamente una preparación 60 cuidadosa y cabal. Antes de cargar con las posibilidades de la paternidad y la maternidad, los hombres y las mujeres deberían familiarizarse con las leyes del desarrollo físico: con la fisiología y la higiene, con la relación de las influencias prenatales, con las leyes que rigen la herencia, la salud, el vestido, el ejercicio, y el tratamiento de las enfermedades; deberían comprender también las leyes del desarrollo mental y de la educación moral. . . 

La educación nunca llevará a cabo lo que podría y debería efectuar, hasta que se reconozca plenamente la obra de los padres y éstos reciban una preparación para desempeñar sus sagradas responsabilidades (Id., págs. 267, 268). Los padres. . . deben estudiar las leyes de la naturaleza. Deben familiarizarse con el organismo del cuerpo humano. Necesitan entender las funciones de los varios órganos y su mutua relación y dependencia. Deben estudiar la relación de las facultades mentales con las físicas y las condiciones requeridas para el funcionamiento sano de cada una de ellas. Asumir las responsabilidades de la paternidad sin una preparación tal, es pecado. (El Ministerio de Curación, pág. 294). 

 "¿QUIÉN ES SUFICIENTE?" 
Bien podrían preguntar los padres: "Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?" Sólo Dios es su suficiencia, y si lo dejan fuera del problema, y no buscan su ayuda y su consejo, su tarea es desesperanzada. Pero mediante la oración, el estudio de la Biblia y un celo ferviente. pueden tener éxito noblemente en este importante deber, y recibir como pago cien veces más por todo su tiempo y sus preocupaciones. . . . 

La fuente de sabiduría está abierta; de ella pueden extraer todo el conocimiento necesario en este sentido (Testimonies, tomo 4, pág. 198). 61 A veces el corazón puede estar listo para desfallecer; pero una clara comprensión de los peligros que amenazan la felicidad presente futura de sus amados debería inducir a cada padre cristiano a buscar más fervientemente la ayuda de la Fuente de la fortaleza y la sabiduría. Debería tornarlos más circunspectos, más decididos, más serenos y sin embargo, firmes, mientras cuidan de estas almas, como quienes saben que tendrán que rendir cuentas por ellas. (Review and Herald, 30-8-1881). 

 LA EDUCACIÓN DEL NIÑO EXIGE LA COMPRENSIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS. 
 Los padres no tienen excusa por no comprender claramente la voluntad de Dios para obedecer las leyes de su reino. Sólo así pueden conducir a sus hijos al cielo. Mis hermanos y hermanas, es vuestro deber comprender los requerimientos de Dios. ¿Cómo podréis educar a vuestros hijos en las cosas de Dios a menos que vosotros mismos conozcáis lo que es correcto y lo que es equivocado, a menos que comprendáis que la obediencia significa la vida eterna y la desobediencia la muerte eterna? La comprensión de la voluntad de Dios debe convertirse en el tema de la obra de toda nuestra vida. Únicamente en la medida en que hagamos esto lograremos educar correctamente a nuestros hijos (Manuscrito 103, 1902). 

 EL MANUAL DE DIOS CON ABUNDANTES INSTRUCCIONES. 
Los padres no pueden cumplir debidamente sus responsabilidades a menos que tomen la Palabra de Dios como una regla de su vida, a menos que comprendan que han de educar y formar el carácter de cada precioso tesoro humano para que finalmente llegue a aprehender la vida eterna (Manuscrito 84, 1897).

 La Biblia, un volumen rico en instrucciones, debería ser su libro de texto. Si preparan a sus hijos de acuerdo con sus preceptos, no sólo colocan los 62 pies de sus niños en el sendero correcto, sino que se educan a sí mismos en el cumplimiento de sus deberes más sagrados (Testimonies, torno 4, pág. 198). La obra de los padres es una obra importante y solemne; los deberes que les conciernen son grandiosos, pero si estudian la Palabra de Dios cuidadosamente, encontrarán en ella abundantes instrucciones y muchas promesas preciosas hechas para ellos a condición de que cumplan su tarea fielmente y con eficacia.
 (Signs of the Times, 8-4-1886). 

 REGLAS PARA LOS PADRES Y LOS HIJOS.
 Dios ha dado reglas para la dirección de los padres y los hijos. Y estas reglas han de obedecerse estrictamente. Los hijos no han de ser mimados y no debe permitírselas pensar que, pueden seguir sus propios deseos sin pedir el consejo de sus padres. . . . 
No es posible apartarse, sin pecar, de las reglas que Dios ha dado para la dirección de los padres y los hijos. Dios espera que los padres eduquen a sus hijos de acuerdo con los principios de su Palabra. La fe y las obras deben ir juntas. Todo lo que se haga en la vida del hogar y de la escuela debe hacerse, con decencia y orden (Carta 9, 1904). 

 A LA LEY Y AL TESTIMONIO. 
 La obra de educación en el hogar, si se cumple de acuerdo como Dios se ha propuesto, exige que los padres sean estudiantes diligentes de las Escrituras. Deben aprender del gran Maestro. Día a día la ley del amor y la bondad debe estar en sus labios. Sus vidas deben manifestar la gracia y la verdad que se vieron en la vida de su Ejemplo. 
Luego un amor santificado unirá los corazones de los padres con los hijos, y los jóvenes crecerán afirmados en la fe y arraigados y fundados en el amor de Dios. Cuando la voluntad y los caminos de Dios llegan a ser la voluntad y los caminos de los padres adventistas, sus hijos crecerán para amar, honrar y obedecer 63 a Dios. Satanás no podrá dominar su mente, porque habrán sido educados para considerar la Palabra de Dios como suprema, y pondrán a prueba toda vicisitud que les sobrevenga de acuerdo con la ley y el testimonio (Carta 356, 1907). 

 SI HABÉIS SIDO INTELIGENTES, REDIMID EL TIEMPO. 
Los padres deberían estudiar la Palabra de Dios para sí mismos y para su familia. Pero en lugar de hacer esto, muchos niños crecen sin recibir enseñanza, sin que se los dirija, sin que se los restrinja. Los padres deberían hacer ahora todo lo posible por redimir su descuido y colocar a sus hijos en el lugar donde estén bajo la mejor influencia (Manuscrito 76, 1905). Entonces, padres, escudriñad las Escrituras. No seáis sólo oidores; sed hacedores de la Palabra. Cumplid la norma de Dios en la educación de vuestros hijos (Manuscrito 57, 1897). 

 LA REGLA GUIADORA: ¿QUÉ DICE EL SEÑOR? 
La obra de todos los padres consiste en educar a sus hijos en los caminos del Señor. Esta no es una cuestión que pueda tratarse livianamente, o dejarse de lado, sin incurrir en el desagrado de Dios. No se nos ha llamado a decidir cuál es la conducta que deben seguir otros, o cómo podemos hacer las cosas más fácilmente, sino que debemos preguntarnos: ¿qué dice el Señor? Ni los padres ni los hijos pueden tener paz o felicidad o reposo de espíritu cuando transitan por una senda falsa. Pero cuando el temor de Dios reine en el corazón combinado con el amor a Jesús se experimentarán paz y gozo. Padres, extended la Palabra de Dios delante de Aquel que lee vuestro corazón y toda cosa secreta, y preguntad: ¿qué dicen las Escrituras? Esta debe ser la regla de vuestra vida. Los que aman a las almas no quedarán silenciosos cuando adviertan el peligro. Se nos ha asegurado que ninguna cosa fuera 64 de la verdad de Dios puede dar sabiduría a los padres en el trato con las mentes humanas, y mantenerlos obrando sabiamente. (Review and Herald, 30-3-1897). 

 PREPARACIÓN INDIVIDUAL. 
Si existe un puesto del deber por encima de otro que requiere el cultivo de la mente, donde las facultades intelectuales y físicas requieren un tono saludable y vigoroso, es la educación de los niños. Pacific Health Journal, junio de 1890). 

En vista de la responsabilidad individual de las madres, cada mujer debería desarrollar una mente equilibrada y un carácter puro, que reflejen únicamente la verdad, el bien y la hermosura. La esposa y madre puede unir a su esposo e hijos a su corazón mediante un amor considerado, manifestado en palabras suaves y un comportamiento cortés, el cual, como regla, será copiado por sus hijos. (Id., septiembre de 1890). 

 MADRE, ÉSTA ES SU TAREA SAGRADA. 
Hermana mía, Cristo le ha encomendado la obra sagrada de enseñar sus mandamientos a sus hijos. A fin de capacitarse para esta obra, Ud. misma debe vivir en obediencia a todos sus preceptos. Cultive el hábito de observar cuidadosamente cada palabra y acción. Cuide con mucha diligencia sus palabras. Venza todo arranque temperamental; porque si manifiesta impaciencia, ayudará el adversario a hacer que la vida del hogar sea desagradable para sus hijos (Carta 47 a, 1902). 

 TRABAJAD EN COLABORACIÓN CON LA DIVINIDAD. 
Madres, dejad que vuestro corazón se abra para recibir la instrucción de Dios, recordando siempre que debéis hacer vuestra parte de conformidad con la voluntad de Dios. Debéis colocaros en la luz y buscar la sabiduría de Dios, a fin de saber cómo obrar, para que reconozcáis a Dios como el obrero principal, y 65 comprendáis que vosotros sois colaboradoras juntamente con él. Que vuestro corazón se extienda en la contemplación de las cosas celestiales. Ejercitad los talentos que Dios os ha dado al cumplir los deberes confiados por Dios a vosotras como madres, y trabajad en colaboración con los instrumentos divinos, Trabajad inteligentemente, y, "si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" 
(Signs of the Times, 9-4-1896). 

 LA MADRE DEBERÍA SOMETERSE A SÍ MISMA Y A SUS HIJOS AL CUIDADO DEL COMPASIVO REDENTOR. 
Debería procurar mejorar sus habilidades ferviente, paciente, animosamente, a fin de utilizar correctamente las facultades más elevadas de la mente en la educación de sus hijos. Su propósito más elevado debería ser dar, impartir a sus hijos una educación que reciba la aprobación de Dios. Al realizar su obra de manera inteligente, recibirá capacidad para hacer su parte 
(Id., 3-4-1901). 

La madre debería sentir su necesidad de la dirección del Espíritu Santo, para que ella misma tenga una experiencia genuina al someterse a los caminos y la voluntad del Señor. Luego, mediante la gracia de Cristo, podrá ser una maestra sabia, suave y amante de sus hijos. (Review and Herald. 10-5-1898). 

 SI HABÉIS COMENZADO MAL. 
A los padres que han comenzado mal su enseñanza les digo: no desesperéis. Necesitáis convertiros cabalmente a Dios. Necesitáis el verdadero espíritu de obediencia a la Palabra de Dios. Debéis hacer reformas decididas en vuestras propias costumbres y prácticas, conformando vuestra vida a los principios salvadores de la ley de Dios. Cuando hagáis esto, tendréis la justicia de Cristo que llena la ley de Dios, porque amáis a Dios y reconocéis su ley como una copia de su carácter. 

La verdadera fe en los méritos de Cristo no 66 es una fantasía. Es de la mayor importancia que pongáis los atributos de Cristo en vuestra propia vida y carácter y eduquéis y forméis a vuestros hijos con esfuerzos perseverantes para que sean obedientes a los mandamientos de Dios. Un "así dice Jehová" debería guiaros en todos vuestros planes de educación.... Que haya un profundo y cabal arrepentimiento delante de Dios. Comenzad este año... buscando fervientemente a Dios para recibir su gracia, para recibir discernimiento espiritual a fin de descubrir los defectos en la obra del pasado de vuestra obra como misioneros del hogar (Manuscrito 12, 1898). 

 Este es vuestro día de confianza, vuestro día de responsabilidad y oportunidad. Pronto llegará aquel en que habréis de dar cuenta. Emprended vuestra obra con ferviente oración y fiel esfuerzo. Enseñad a vuestros hijos que es privilegio suyo recibir cada día el bautismo del Espíritu Santo.  Permitid que Cristo encuentre en vosotros su mano auxiliadora para ejecutar sus propósitos. Por la oración podéis adquirir una experiencia que dará perfecto éxito a vuestro ministerio en favor de vuestros hijos. (Consejos para los Maestros. Págs.100, 101). 67 

 CAPÍTULO 9. UN LLAMAMIENTO A LA SUPERACIÓN. 
SE NECESITA UN AVANCE CONTINUO.
 El trabajo de la madre es de tal naturaleza que exige continuo progreso en su propia vida, a fin de poder conducir a sus hijos hacia realizaciones más elevadas. Pero Satanás traza sus planes para asegurarse las almas de los padres y los hijos. Las madres son alejadas de sus deberes del hogar y de la cuidadosa atención de sus pequeños, para servir al yo y al mundo. 
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 60).

Por el bien de sus hijos, si no por otra razón, las madres deberían cultivar su intelecto, porque su obra implica una mayor responsabilidad que la del rey en su trono. Pocas madres experimentan el peso de la tarea que se les ha confiado, o comprenden la eficiencia que pueden alcanzar para su obra peculiar mediante un esfuerzo paciente y cabal en el cultivo de sí mismas. 
Y ante todo, la madre necesita disciplinarse estrictamente y cultivar todas las facultades y los afectos de la mente y el corazón, para no tener un carácter distorsionado o unilateral y dejar en sus vástagos las señales de su deficiencia o excentricidad. Muchas madres necesitan ser llevadas a ver la positiva necesidad de un cambio en sus propósitos y caracteres a fin de realizar aceptablemente los deberes que voluntariamente han asumido al contraer matrimonio. Los conductos de la utilidad de la mujer pueden ampliarse y su influencia puede extenderse hasta un grado casi ilimitado si ella quiere dar la debida atención a estos asuntos, los cuales atañen al destino de la humanidad.
 (Pacific Health Journal, mayo de 1890). 68 

 MEJORAD CONSTANTEMENTE EN SABIDURÍA Y EFICIENCIA. 
 Las madres, por encima de todos los demás, deberían acostumbrarse a pensar e investigar si quieren progresar en sabiduría y eficiencia. Las que perseveren en esta conducta, pronto advertirán que se está capacitando en lo que antes eran deficientes; están aprendiendo a formar correctamente los caracteres de sus hijos. El resultado del trabajo y la consideración dados a esta obra se verá en su obediencia, su sencillez, su modestia y pureza. Este resultado pagará con creces todo el esfuerzo empleado. Dios quiere que las madres procuren constantemente mejorar tanto su mente como su corazón. Deberían sentir que tienen que realizar una obra para él en la educación y formación de sus hijos, y cuanto más perfectamente puedan mejorar sus propias facultades, tanto más eficientes serán en su obra maternal. (Signs of the Times, 9-2-1882). 

 LOS PADRES DEBERÍAN PROGRESAR INTELECTUAL Y MORALMENTE. 
Es el deber de las madres cultivar su mente y, mantener puro su corazón. Deberían aprovechar todos los medios a su alcance para su mejoramiento intelectual y moral, a fin de que puedan calificarse para mejorar la calidad de la mente de sus hijos 
(Testimonies, tomo 3, pág. 147). 

Los padres deberían ser alumnos constantes de la de Cristo. Necesitan lozanía y poder para enseñar con la sencillez de Cristo el conocimiento de su voluntad a los miembros jóvenes de la familia de Dios.
 (Signs of the Times, 25-9-1901). 

 EL PODER ASOMBROSO DE LA CULTURA CRISTIANA. 
Los padres aún no comprenden el asombroso poder de la cultura cristiana. Hay minas de verdad que deben trabajarse pero que han sido extrañamente descuidadas. Esta negligencia no recibe la aprobación de Dios. Padres, Dios os llama a que consideréis esta cuestión con ojos ungidos. Sólo habéis raspado la 69 superficie. Reasumid la obra que habéis descuidado durante tanto tiempo, que Dios colaborará con vosotros. Realizad vuestra obra de todo corazón, y Dios os ayudará a mejorar, Comenzad llevando el Evangelio a la vida del hogar. (Id., 3-4-1901). 

 Ahora estamos en el taller de Dios. Muchos de nosotros somos piedras ásperas sacadas de la cantera. Pero a medida que sintamos la influencia de la Palabra de Dios, desaparece toda imperfección y estamos preparados para brillar como piedras vivas en el templo celestial, donde nos asociaremos no sólo con los santos ángeles sino también con el mismo rey del cielo.
 (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 161). 

 EL BLANCO ES LA PERFECCIÓN 
Madres, no descartaréis las labores inútiles y sin importancia que perecerán con el uso? ¿No os acercaréis a Dios para que su sabiduría os guíe y su gracia os asista en una obra que tendrá la duración de la eternidad. Proponeos hacer perfectos de carácter a vuestros hijos. Recordad que únicamente ellos podrán ver a Dios... 
Muchos padres están descuidando la obra que Dios los ha dado. Ellos mismos están lejos de la pureza y la piedad, y no ven los defectos de sus hijos como deberían, si sus propios ojos estuvieran contemplando y admirando la perfección del carácter de Cristo (Signs of the Times, 1-7-1886). 

 CÓMO LLEGAR A SER UNA MADRE IDEAL. 
En vez de sumirse en una simple rutina de faenas domésticas, encuentre la esposa y madre de familia tiempo para leer, para mantenerse bien informada, para ser compañera de su marido y para seguir de cerca el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Aproveche sabiamente las oportunidades presentes para influir en sus amados de modo que los encamine hacia la vida superior. Haga del querido Salvador su 70 compañero diario y su amigo familiar. Dedique algo de tiempo al estudio de la Palabra de Dios, a pasear con sus hijos por el campo y a aprender de Dios por la contemplación de sus hermosas obras. 

Consérvese alegre y animada. En vez de consagrar todo momento a interminables costuras, haga de la velada de familia una ocasión de grata sociabilidad, una reunión de familia después de las labores del día. Un proceder tal induciría a muchos hombres a preferir la sociedad de los suyos en casa a la del casino o de la taberna. Muchos muchachos serían guardados del peligro de la calle o del negocio de comestibles de la esquina. Muchas niñas evitarían las 
compañías frívolas y seductoras. La influencia del hogar llegaría a ser entonces para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una bendición para toda la vida. (El Ministerio de Curación, págs. 225, 226). 

 EL ÉXITO EN LA VIDA HOGAREÑA. 
Consejo a una madre. No debe seguir sus propias inclinaciones. Debe tener mucho cuidado en establecer el ejemplo correcto en todas las cosas. No se quede inactiva. Despierte sus energías adormecidas. Hágase necesaria para su esposo siendo atenta y útil. Sea para él una bendición en todas las cosas. Lleve a cabo los deberes esenciales. Estudie la manera de realizar con vivacidad los deberes de la vida doméstica que son sencillos, no interesantes, sino muy necesario. Trate de convertir en un éxito su vida hogareña. Desempeñar bien la posición de esposa y madre significa mucho más de lo que Ud. ha pensado. . . . Necesita la cultura y la experiencia de la vida doméstica. Ud. necesita la variedad, el aliciente, el esfuerzo ferviente, el cultivo del poder de la voluntad, que proporciona esta vida. (Carta 5, 1884). 71 

 LOS PADRES QUE ESTÁN DEMASIADO OCUPADOS. Muchos padres sostienen que, tienen mucho que hacer de modo que no les queda tiempo para cultivar su mente, educar a sus hijos para la vida práctica, o para enseñarles cómo pueden llegar a ser corderos del rebaño de Cristo. (Testimonies, tomo 3, págs. 144, 145). 

Los padres no deben descuidar el fortalecimiento de su mente contra el pecado, para precaverse contra aquello que no sólo los arruinará a ellos mismos, sino que transmitirá dolor y toda clase de miserias y males a sus descendientes. Al educarse correctamente ellos mismos, los padres han de enseñar a sus hijos que los cielos gobiernan (Carta 86, 1899). 

 LOS PADRES DEBEN RECIBIR EL CONSEJO.
 Mientras duermen en una impía indiferencia, Satanás está sembrando en el corazón de sus hijos semillas que brotarán para producir una cosecha mortífera. Sin embargo, a menudo estos padres resisten los consejos que procuran corregir sus errores. Actúan como si quisieran preguntarles a aquellos que los aconsejan: ¿Qué derecho tiene Ud. para meterse con mis hijos? ¿Pero no son sus hijos también los hijos de Dios? ¿Cómo considera Dios su impío descuido de su deber? ¿Qué excusa presentirán cuando les pregunte por qué trajeron hijos al mundo, y luego los dejaron abandonados a las tentaciones de Satanás? 
(Signs of the Times, 3-4-1901). 

Preparaos para escuchar consejos de otros. No penséis que no incumbe a vuestras hermanas o hermanos la manera como tratáis a vuestros hijos, o cómo se conducen vuestros hijos (Manuscrito 27, 1911).

 EL BENEFICIO DE LAS REUNIONES DESTINADAS AL CONSEJO MUTUO. 
Dios nos ha encomendado una obra muy sagrada, y necesitamos reunirnos para recibir instrucción, a fin de capacitarnos para realizarla. . . . 72 Necesitamos reunirnos y recibir el toque divino para poder comprender cuál es esa obra que debemos realizar en el hogar. Los padres necesitan comprensión como deben enviar a sus hijos e hijas desde el santuario del hogar, preparados y educados de tal manera que sean capaces de brillar como luces en el mundo 
(Testimonies, tomo 6, págs. 32, 33). 

 En las reuniones de los congresos adventistas [cuando hay instrucciones para la vida familiar], podemos obtener una mejor comprensión de nuestros deberes domésticos. Aquí hay lecciones que deben aprenderse concernientes a la obra que el Señor quiere que realicen nuestras hermanas en sus hogares. Deben aprender a cultivar un lenguaje cortés cuando hablan con su esposo y sus hijos. Deben estudiar cómo ayudar a cada miembro de la familia a someterse a la disciplina de Dios.  
Los padres y las madres comprendan que tienen la obligación de hacer que el hogar sea agradable y atractivo, y que no han de obtener la obediencia amenazando o reprendiendo. Muchos padres aún tienen que aprender que no obtendrán ningún bien con sus arrebatos de reprensión. Muchos no consideran que es necesario hablar bondadosamente a los niños. No recuerdan que estos pequeños han sido comprados con precio y son la posesión adquirida del Señor Jesús.
 (Manuscrito 65. 1908). 73

04C. OTRAS LECCIONES OBJETIVAS/ILUSTRACIONES. (LA EDUCACIÓN - LAS ENSEÑANZAS DE LA NATURALEZA).


"Considera las maravillas. . .del Perfecto en sabiduría" 
Job 37:14,16.  
                            
C.- OTRAS LECCIONES OBJETIVAS. (ILUSTRACIONES). 
"¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?" 107:43.

EL PODER sanador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza empieza inmediatamente a reparar el daño. Aún antes que exista la necesidad, están listos los elementos sanadores, y tan pronto como se lastima una parte, todas las energías se dedican a la obra de restauración.
 Lo mismo ocurre en el reino espiritual. Antes que el pecado creara la necesidad, Dios había provisto el remedio. 
Toda alma que cede a la tentación es herida por el adversario, pero dondequiera que haya pecado está el Salvador. Es obra de Cristo "sanar a los quebrantados de corazón . . . pregonar libertad a los cautivos. . . poner en libertad a los oprimidos". *Luc. 4:18.

Nosotros debemos cooperar en esta obra. "Si alguno fuere sorprendido en alguna falta. . . restauradle". *Gal. 6:1. 
La palabra aquí traducida por "restaurar" significa juntar, como si se tratara de un hueso dislocado. ¡Qué figura sugestiva! 
El que incurre en el error o el pecado llega a desarmonizar con todo lo que lo rodea. Puede percatarse de su error, llenarse de remordimiento, pero no puede restablecerse. Se encuentra confuso, perplejo, vencido, impotente. Necesita ser ganado de nuevo, sanado, rehabilitado. "Vosotros que sois espirituales, restauradle". 114 Solamente el amor que fluye del corazón de Cristo puede sanar. Sólo aquel en quien fluye ese amor, como la savia en el árbol, o la sangre en el cuerpo, puede restaurar al alma herida.


1.- LOS INSTRUMENTOS DEL AMOR.
Los instrumentos del amor tienen poder maravilloso, porque son divinos. La respuesta suave que "quita la ira"; el amor que "es sufrido" y "es benigno"; el amor que "cubrirá multitud de pecados"*Prov. 15:1; 1Cor. 13:4; 1Pedro 4:8, si aprendiéramos esta lección ¡de qué poder sanador serían dotadas nuestras vidas! La vida sería transformada y la tierra llegaría a ser la misma semejanza y el goce anticipado del cielo.

Estas preciosas lecciones enseñadas de un modo sencillo, pueden ser comprendidas hasta por los niñitos. El corazón del niño es tierno y fácilmente impresionable, y cuando nosotros, que somos mayores, lleguemos a ser "como niños"*Mt. 18:3, cuando aprendamos la sencillez, la dulzura y el tierno amor del Salvador, no hallaremos difícil tocar él corazón de los pequeños y enseñarles el misterio sanador del amor.

La perfección existe en todas las obras de Dios, sean pequeñas o importantes. La misma mano que sostiene los mundos en el espacio, da forma a las flores del campo. Examinad bajo el microscopio las flores más pequeñas y comunes que crecen junto al camino, y notad en todas sus partes cuán exquisita es su belleza y perfección. Del mismo modo puede hallarse verdadera excelencia en la más humilde suerte; las tareas más comunes, desempeñadas con fidelidad amante, son hermosas a la vista de Dios. La atención concienzuda que se presta a las cosas pequeñas nos hará colaboradores con él y nos ganará el elogio de Aquel que lo ve y lo sabe todo. 115

El arco iris que atraviesa los cielos con su arco de luz es una prenda del "pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente". Gen. 9:16.* Y el arco iris que rodea el trono de lo alto es también para los hijos de Dios una prenda de su pacto de paz.
Así como el arco en las nubes es el resultado de la unión de la luz del sol y la lluvia, el arco que hay sobre el trono de Dios representa la unión de su misericordia y su justicia. Dios dice al alma pecadora pero arrepentida: 
Vive: Para ti se "halló redención". *Job 33:24.
"Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti". *Isa. 54:9,10.


2.- EL MENSAJE DE LAS ESTRELLAS.
También las estrellas tienen un mensaje de ánimo para todo ser humano. En los momentos que sobrevienen a todos, cuando el corazón es débil y la tentación abruma; cuando los obstáculos parecen invencibles, las metas de la vida imposibles de lograr, y sus hermosas promesas como manzanas de Sodoma, ¿Dónde se pueden hallar entonces un valor y una firmeza como los que ofrece la lección que Dios nos ha invitado a aprender de las estrellas que siguen su curso invariable?

"Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: 
Mi camino 116 está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas".

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: 
No temas, yo te ayudo". *Isa. 40:26-29 VV; 41:10,13.
La palmera, herida por el sol ardiente y las tormentas de arena, se yergue verde, florecida y llena de fruto en medio del desierto.  Manantiales vivos alimentan sus raíces. Su corona de verdor se divisa a la distancia, en medio de la llanura calcinada y desolada; y el viajero, que se siente morir, apresura su paso vacilante para llegar hasta la sombra fresca y el agua vivificante.

El árbol del desierto es un símbolo de lo que Dios quiere que sea la vida de sus hijos en este mundo. Tienen que guiar al agua viva a las almas cansadas, llenas de inquietud, y a punto de perecer en el desierto del pecado. Tienen que dirigir la atención de sus semejantes a Aquel de quien parte la invitación: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba". *Juan 7:37. 

Se considera que el río ancho y profundo, que ofrece una vía de comunicación para el tráfico de las naciones y sus viajeros, es un beneficio para todo el mundo; pero, ¿Qué diremos de los arroyuelos que contribuyen a formar esa noble corriente fluvial? Si no fuera por ellos, el río desaparecería. De ellos depende su misma existencia. También se honra a 117 los hombres que dirigen una gran obra, como si a ellos solos se debiera el éxito de ésta, pero ese éxito requirió la fiel cooperación de un sinnúmero de obreros más humildes ignorados por el mundo. 

 Las tareas no elogiadas y los trabajos no reconocidos constituyen la suerte de la mayor parte de los trabajadores del mundo. Esta situación llena de descontento a muchos. Les parece que están desperdiciando la vida. Pero el arroyuelo que corre silencioso por el bosquecillo y la pradera, y lleva salud, fertilidad y belleza, es tan útil en su lugar como el ancho río. 
Al contribuir a la vida del río ayuda a lograr lo que él solo nunca hubiera podido realizar.

Muchos necesitan esta lección. Se idolatra demasiado el talento y se codicia excesivamente la posición. Demasiadas personas no quieren hacer nada a menos que se los considere jefes; demasiados no se interesan en el trabajo a menos que reciban alabanza. Necesitamos aprender a ser fieles para usar hasta lo sumo las facultades y oportunidades que tenemos, 
y a contentarnos con la suerte que el cielo nos asigna.


3.- UNA LECCIÓN DE CONFIANZA.
"Pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán. . . 
Los peces del mar te lo declararán también". "Ve a la hormiga. . . mira sus caminos". "Mirad las aves".  
"Considerad los cuervos". *Job 12:7,8; Prov. 6:6; Mt. 6:26; Luc. 12:24.

No solamente hemos de hablar al niño de estas criaturas de Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. 
Las hormigas enseñan lecciones de trabajo paciente, de perseverancia para vencer los  obstáculos, de previsión para el futuro. 
Los pájaros son maestros de la dulce lección de la confianza. 118 Nuestro Padre celestial hace provisión para ellos, pero ellos deben buscar su alimento, construir sus nidos y criar a sus hijos. Constantemente están expuestos a los enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo hacen el trabajo! ¡cuán gozosos son sus cantos!
Es hermosa la descripción que hace el salmista del cuidado de Dios por las criaturas de los bosques: 
"Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos”. *Sal. 104:18. 
El hace correr los manantiales por las montañas donde los pájaros tienen su habitación y "cantan entre las ramas". 
Todas las criaturas de los bosques y de las montañas forman parte de su gran familia. 
El abre la mano y satisface "de bendición a todo ser viviente”. *Sal. 104:12; 145:16. 


*EL ÁGUILA DE LOS ALPES*
El águila de los Alpes es a veces arrojada por la tempestad a los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes tormentosas cercan a esta poderosa ave del bosque y con su masa oscura la separan de las alturas asoleadas donde ha construido su nido. Los esfuerzos que hace para escapar parecen infructuosos. Se precipita de aquí para allá, bate el aire con sus fuertes alas y despierta el eco de las montañas con sus gritos. Al fin se eleva con una nota de triunfo y, atravesando las nubes, se encuentra una vez más en la claridad solar, por encima de la oscuridad y la tempestad.  

Nosotros también podemos hallarnos rodeados de dificultades, 
desaliento y oscuridad. Nos cerca la falsedad, la calamidad, 
la injusticia. Hay nubes que no podemos disipar. Luchamos en vano 
con las circunstancias. Hay una vía de escape, y tan sólo una. 
Las neblinas y brumas cubren 119 la tierra; más allá de las nubes brilla la luz de Dios. 
Podemos elevarnos con las alas de la fe hasta la región de la luz de su presencia.

Muchas lecciones se pueden aprender de ese modo. 
La de la confianza propia, del árbol que crece solo en la llanura o en la ladera de la montaña, 
hundiendo sus raíces hasta lo profundo de la tierra y desafiando con su fuerza la tempestad. 
La del poder de la primera influencia, del tronco torcido, nudoso y doblado, al cual ningún poder terrenal puede devolver la simetría perdida. La del secreto de una vida santa, del nenúfar que, en el fondo de un estanque sucio, rodeado por desperdicios y malezas, sepulta su tallo acanalado hasta encontrar la arena pura, y sacando de allí su vida, eleva, hasta encontrar la luz su flor fragante, de una pureza impecable.

De ese modo, al mismo tiempo que los niños y los jóvenes obtienen el conocimiento de los hechos por medio de los maestros y libros de texto, pueden aprender a sacar lecciones y descubrir verdades por sí mismos. Cuando trabajan en el jardín, interrogadles acerca de lo que aprenden del cuidado de sus plantas. Cuando contemplan un paisaje hermoso, preguntadles por qué vistió Dios los campos y los bosques con tonos tan encantadores y variados. ¿Por qué no es todo de un tinte pardo sombrío? Cuando recogen flores, inducidlos a pensar por qué conservó para nosotros la belleza de esos restos del Edén. Enseñadles a notar por todas partes, mediante las evidencias que ofrece la naturaleza, el cuidado de Dios por nosotros, la maravillosa adaptación de todas las cosas a nuestras necesidades y felicidad.

Sólo aquel que reconoce en la naturaleza la obra del Padre, que en la riqueza y belleza de la tierra lee lo que ha sido escrito por él, aprende de las cosas 120 de la naturaleza sus más profundas lecciones y recibe su elevado ministerio. Sólo puede apreciar plenamente el significado de la colina y el valle, el río y el mar aquel que los contempla como una expresión del pensamiento de Dios, una revelación del Creador.

Los escritores de la Biblia hacen uso de muchas ilustraciones que ofrece la naturaleza, y si observamos las cosas del mundo natural, podremos comprender más plenamente, bajo la mano guiadora del Espíritu Santo, las lecciones de la Palabra de Dios. De ese modo la naturaleza llega a ser una llave del tesoro de la Palabra. Debería animarse a los niños a buscar en la naturaleza los objetos que ilustran las enseñanzas bíblicas y rastrear en la Biblia los símiles sacados de la naturaleza.    

Deberían buscar, tanto en la naturaleza como en la Sagrada Escritura, todos los objetos que representan a Cristo, como también los que él empleó para ilustrar la verdad. Así pueden aprender a verle en el árbol y en la vid, en el lirio y en la rosa, en el sol y en la estrella. Pueden aprender a oír su voz en el canto de los pájaros, en el murmullo de los árboles, en el ruido del trueno y en la música del mar. Y cada objeto de la naturaleza les repetirá las preciosas lecciones del Creador.
Para los que así se familiaricen con Cristo, nunca jamás será la tierra un lugar solitario y desolado. 
Será para ellos la casa de su Padre, llena de la presencia de Aquel que una vez moró entre los hombres. 121
(La Educación de Elena G de White)

04B. LECCIONES DE LA VIDA. (LA EDUCACIÓN - LAS ENSEÑANZAS DE LA NATURALEZA). EGW


"Considera las maravillas. . .del Perfecto en sabiduría" Job 37:14,16. 

B.- LECCIONES DE LA VIDA.
"Habla a la tierra, y ella te enseñará". Job 12:8.

EL GRAN Maestro puso a sus oyentes en contacto con la naturaleza, para que oyeran la voz que habla en todas las cosas creadas, y a medida que sus corazones se hacían más sensibles y sus mentes más receptivas, les ayudaba a interpretar la enseñanza espiritual de las escenas que contemplaban sus ojos. Las parábolas, por medio de las cuales le gustaba enseñar lecciones de verdad, muestran cuán abierto estaba su espíritu a las influencias de la naturaleza y cómo le agradaba extraer la enseñanza espiritual del ambiente en que transcurría la vida diaria.

Cristo se valía de las aves del cielo, los lirios del campo, el sembrador y la semilla, el pastor y las ovejas, para ilustrar verdades inmortales. También obtenía ilustraciones de los acontecimientos de la vida, de cosas familiares a sus oyentes, tales como la levadura, el tesoro escondido, la perla, la red del pescador, la moneda perdida, el hijo pródigo, las casas construidas en la arena y en la roca. En sus lecciones había algo para interesar a cada mente, e impresionar cada corazón. De ese modo la tarea diaria, en vez de ser una serie repetida de trabajos, exenta de pensamientos elevados, resultaba animada por recuerdos constantes de lo espiritual y lo invisible.

Del mismo modo deberíamos enseñar nosotros. Aprendan los niños a ver en la naturaleza una expresión del amor y de la sabiduría de Dios; vincúlese el 103 concepto del Creador al ave, la flor y el árbol; lleguen todas las cosas visibles a ser para ellos intérpretes de lo invisible y todos los sucesos de la vida medios de enseñanza divina.
Al mismo tiempo que aprenden así a estudiar lecciones que enseñan todas las cosas creadas y todas las circunstancias de la vida, muéstrese que las mismas leyes que rigen las cosas de la naturaleza y los sucesos de la vida, deben regirnos a nosotros; que son promulgadas para nuestro bien; y que únicamente obedeciéndolas podemos hallar felicidad y éxito verdaderos.

1.- LA LEY DEL SERVICIO
Tanto las cosas del cielo como las de la tierra declaran que la gran ley de la vida es una ley de servicio. El Padre infinito cuida la vida de toda cosa animada. Cristo vino a la tierra "como el que sirve". *Luc.22:27. Los ángeles son "espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación". *Heb. 1:14. La misma ley de servicio está impresa en todos los objetos de la naturaleza. Las aves del cielo, las bestias del campo, los árboles del bosque, las hojas, el pasto y las flores, el sol en los cielos y las estrellas de luz, todos tienen su ministerio. El lago y el océano, el río y el manantial, todos toman para dar.

Cada objeto de la naturaleza, al mismo tiempo que contribuye a la vida del mundo, asegura la suya. No menos está escrita en la naturaleza que en las páginas de las Sagradas Escrituras, la lección: "Dad, y se os dará".*Luc. 6:38.
Al abrir los cerros y las llanuras un canal para que el torrente de la montaña llegue por él hasta el mar, lo que dan les es devuelto centuplicado. El arroyo que recorre su camino murmurando, deja tras sí su don de belleza y fertilidad. A través de los campos, desnudos y tostados bajo el calor del verano, una 104 línea de verdor marca el curso del río; cada árbol noble, cada brote, cada pimpollo, es un testigo de la recompensa que la gracia de Dios decreta para todos los que llegan a ser sus medios de comunicación con el mundo.

2.- LA SIEMBRA HECHA CON FE.
De las lecciones casi innumerables enseñadas 
por los diversos procesos del crecimiento, 
algunas de las más preciosas son transmitidas por medio de la 
parábola del crecimiento de la semilla, dada por el Salvador.  
Sus lecciones convienen a jóvenes y viejos.

"Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga". *Mar. 4:26-28. 

La semilla posee la capacidad de germinar implantada por Dios mismo; sin embargo, abandonada a su suerte, no tendría poder para brotar. El hombre tiene que hacer su parte para estimular el crecimiento del grano, pero fuera de eso, no puede hacer nada. Debe depender de Aquel que ha ligado la siembra y la siega con los eslabones maravillosos de su poder omnipotente.

Hay vida en la semilla, hay poder en el suelo, pero a menos que el poder infinito trabaje día y noche, la semilla no dará fruto. Las lluvias deben refrescar los campos sedientos; el sol debe impartir calor; la electricidad debe llegar hasta la semilla sepultada. Sólo el Creador puede llamar a existencia la vida que él ha implantado. 
Toda semilla crece y toda planta se desarrolla por el poder de Dios.
"La semilla es la Palabra de Dios". "Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace 105 brotar su semilla, 
así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones".*Luc. 8:11; Isa. 61:11.

 En la siembra espiritual ocurre lo mismo que en la natural: El único poder que puede producir vida procede de Dios.
La obra del sembrador es una obra de fe. No puede comprender el misterio de la germinación y del crecimiento de la semilla, pero tiene confianza en los instrumentos por medio de los cuales Dios produce la vegetación. Echa la semilla, con la esperanza de recogerla multiplicada en una cosecha abundante. Del mismo modo deben trabajar los padres y maestros, con la esperanza de recoger una cosecha de la semilla que siembran.

Durante algún tiempo la buena semilla 
puede permanecer en el corazón sin ser notada, 
y sin dar evidencia de haber echado raíces, 
pero más tarde, 
al dar el Espíritu de Dios aliento al alma, 
la semilla oculta brotará, y al fin dará fruto. 
En la obra de nuestra vida no sabemos qué prosperará,
 si esto o aquello. No nos toca a nosotros resolver este problema. 
"Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano".*Ecle. 11:6. 
El gran pacto de Dios declara que "mientras la tierra 
permanezca, no cesarán la sementera y la siega"*Gen. 8:22. 

Puesto que confía en esta promesa, el agricultor ara y siembra. Al trabajar en la siembra espiritual, no debemos tener menos confianza en esta promesa: "Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquellos para que la envié". "Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas". Isa. 55:11; Sal. 126:6.

La germinación de la semilla representa el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es una figura del desarrollo del carácter. No 106 puede haber vida sin crecimiento. La planta crece, o muere. Del mismo modo que su crecimiento es silencioso, imperceptible pero continuo, así es también el crecimiento del carácter. En cualquier etapa del desarrollo, nuestra vida puede ser perfecta; sin embargo, si se cumple el propósito de Dios para nosotros, habrá un progreso constante.

La planta crece porque recibe lo que Dios ha provisto para mantener su vida. Del mismo modo se logra el crecimiento espiritual por medio de la cooperación con los agentes divinos. Así como la planta se arraiga en el suelo, nosotros debemos arraigarnos en Cristo. Así como la planta recibe la luz del sol, el rocío y la lluvia, nosotros debemos recibir el Espíritu Santo. 
Si nuestros corazones se apoyan en Cristo, él vendrá a nosotros "como la lluvia tardía y temprana a la tierra".*Oseas 6:3. 
Como el Sol de Justicia, se levantará sobre nosotros "y en sus alas traerá salvación".*Mal. 4:2. Creceremos "como lirio". 
 Nos vivificaremos "como trigo" y floreceremos "como la vid".*Oseas 14:5,7.

El proceso del crecimiento del trigo es como sigue: "Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga".*Mar. 4:28. El propósito que tiene el agricultor al sembrar la semilla y cultivar la planta, es obtener el grano: pan para el hambriento y semilla para cosechas futuras. Así también espera una cosecha el Agricultor divino. Trata de reproducirse en el corazón y en la vida de sus seguidores,  para que por medio de ellos pueda ser reproducido en otras vidas y otros corazones.

El desarrollo gradual de la planta a partir de la semilla, es una ilustración de la educación del niño 
"Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga". *Mar. 4:28. 
El que dio esta parábola, creó la semillita, le dio sus propiedades vitales y dictó las leyes que rigen su crecimiento. 
Y las verdades  enseñadas 107 por la parábola fueron hechas una realidad en su propia vida. El, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, se hizo criatura en Belén, y representó por un tiempo a la infancia impotente que depende del cuidado materno. 
En su niñez habló y se condujo como niño, honró a sus padres, y realizó sus deseos en forma útil. Pero a partir del primer destello de inteligencia, fue creciendo constantemente en gracia y en conocimiento de la verdad.

Los padres y maestros debieran proponerse cultivar de tal modo las tendencias de los jóvenes que, en cada etapa de la vida, éstos representen la debida belleza de ese período, que se desarrollen naturalmente, como lo hacen las plantas del jardín.

Los niñitos deberían ser educados con sencillez infantil. Debería enseñárseles a conformarse con los deberes simples y útiles y los placeres e incidentes naturales a sus años. La niñez corresponde a la hierba de la parábola, y la hierba tiene una belleza peculiar.  No se debería forzar en los niños el desarrollo de una madurez precoz, sino que se debería tratar de conservar, tanto tiempo como fuera posible, la frescura y la gracia de sus primeros años. Cuanto más tranquila y sencilla sea la vida del niño, cuanto menos afectada por la excitación artificial y más en armonía con la naturaleza, más favorables será para el vigor físico y mental, y la fuerza espiritual.

El milagro del Salvador, al alimentar a los cinco mil, ilustra la obra del poder de Dios en la producción de la cosecha. Jesús descorre el velo del mundo de la naturaleza, y revela la energía creadora ejercida constantemente para nuestro bien. 
Al multiplicar la semilla sembrada en el suelo, el que multiplicó los panes hace un milagro todos los días. 108 Por medio de un milagro alimenta constantemente a millones de personas con las mieses de la tierra.

 Se llama a los hombres a cooperar con él en el cuidado del grano y la preparación del pan, y por este motivo pierden de vista al instrumento divino. Se atribuye la obra de su poder a causas naturales o a medios humanos y, con demasiada frecuencia, se pervierten sus dones dándoles un uso egoísta y convirtiéndolos así en una maldición en vez de una bendición. Dios está procurando cambiar todo esto. Desea que nuestros sentidos entorpecidos se aviven para percibir su bondad misericordiosa, que sus dones sean para nosotros la bendición que él se proponía que fuesen.

La palabra de Dios, la transmisión de su vida, es lo que da vida a la semilla y, al comer el grano, nos hacemos partícipes de esa vida. Dios desea que comprendamos eso; quiere que aún al recibir nuestro pan cotidiano, reconozcamos su intervención y alcancemos una comunión más íntima con él.

Según las leyes de Dios que rigen en la naturaleza, 
el efecto sigue a la causa con invariable seguridad. 
La siega es un testimonio de la siembra. Aquí no hay simulación posible. 
Los hombres pueden engañar a sus semejantes y recibir alabanza 
y compensación por un servicio que no han prestado. 
Pero en la naturaleza no puede haber engaño. 
La cosecha dicta sentencia de condenación para el agricultor infiel. 
Y en su sentido superior, esto se aplica también al campo de lo espiritual. 
El mal triunfa aparentemente, pero no en realidad.  

El niño que por jugar falta a clases, el joven perezoso para estudiar, el empleado o aprendiz que no cuida los intereses de su patrón, el hombre que en cualquier  negocio o profesión es infiel a sus responsabilidades más elevadas, puede jactarse de que mientras la falta permanezca 109 oculta obtiene ciertas ventajas. Pero no es así; se engaña a sí mismo.  

"El carácter es la cosecha de la vida, y determina el destino tanto para esta vida como para la venidera". 
La cosecha es la reproducción de la semilla sembrada. Toda semilla da fruto "según su género". 
Lo mismo ocurre con los rasgos de carácter que fomentamos. 
El egoísmo, el amor propio, el engreimiento, 
la propia complacencia, se reproducen, 
y el final es desgracia y ruina. 

"Porque el que siembra para su carne, de la carne segará 
corrupción; mas el que siembra para el espíritu, del espíritu 
segará vida eterna". *Gal. 6:8. 

El amor, la simpatía y la bondad, dan fruto de 
bendición, una cosecha imperecedera.

En la cosecha, la semilla se multiplica. Un solo grano de trigo, multiplicado por repetidas siembras, cubriría todo un terreno de gavillas doradas. La misma extensión puede tener la influencia de una sola vida, y hasta de una sola acción.
¡Qué actos de amor ha inspirado, a través de los siglos, el recuerdo del vaso de alabastro roto para ungir a Cristo! ¡Cuántas ofrendas ha ganado para la causa del Salvador la contribución de "dos blancas, o sea un cuadrante"*Mar. 12:42, hecha por una pobre viuda anónima!

3.- VIDA POR MEDIO DE LA MUERTE.
La siembra enseña una lección de generosidad. "El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará". *2 Cor. 9:6. El Señor dice: "Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas". *Isa. 32:20. Sembrar junto a todas las aguas significa dar dondequiera que se necesite nuestra ayuda. 
Esto no será causa de pobreza. 110 "El que siembra generosamente, generosamente también segará". Al esparcir la semilla, el sembrador la multiplica. Del mismo modo, al compartir con otros, aumentamos nuestras bendiciones. La promesa de Dios asegura abundancia, para que sigamos dando. Más aún: al impartir bendiciones en esta vida, la gratitud del que las recibe prepara el corazón para recibir la verdad espiritual y se produce una cosecha para vida eterna.

*LA VIDA ES RESULTADO DE SU MUERTE*
Mediante la acción de echar el grano en la tierra, el Salvador representa su sacrificio por nosotros. "Que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere -dice él-, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto". *Juan 12:24. Únicamente por medio del sacrificio de Cristo, la Simiente, podía obtenerse fruto para el reino de Dios. De acuerdo con la ley del reino vegetal, la vida es resultado de su muerte.

Lo mismo ocurre con todos los que dan fruto como colaboradores con Cristo; el amor y el interés propios deben perecer; la vida debe ser echada en el surco de la necesidad del mundo. Pero la ley del sacrificio del yo es la ley de la conservación propia. El agricultor conserva el grano cuando lo arroja a la tierra. Del mismo modo será conservada la vida que se da generosamente para servicio de Dios y del hombre.

La semilla muere para dar origen a nueva vida. 
Por medio de esto se nos enseña la lección de la resurrección.
 Dios ha dicho del cuerpo humano depositado en el sepulcro
 donde se reduce a polvo: "Se siembra en corrupción, 
resucitará en incorrupción. 
Se siembra en deshonra, 
resucitará en gloria; 
se siembra en debilidad, 
resucitará en poder". 
1 Cor. 15:42,43.   111

Cuando los padres y maestros tratan de enseñar estas lecciones, deberían hacerlo en forma práctica. Preparen los niños el terreno y siembren la semilla. Mientras trabajan así el terreno, el padre o el maestro puede compararlo con el jardín del corazón y la semilla buena o mala echada en él, y explicar que, así como es necesario preparar el jardín para sembrar la semilla natural, es necesario preparar el corazón para sembrar la semilla de la verdad. Al esparcir la semilla en el terreno, pueden enseñar la lección de la muerte de Cristo, y al brotar la hierba, la verdad de la resurrección. A medida que crece la planta, se puede continuar la comparación entre la siembra natural y la espiritual.

De modo semejante se debería enseñar a los jóvenes. Continuamente se pueden aprender lecciones del cultivo del suelo. Nadie se instala en un pedazo de tierra inculta con la esperanza de que dé inmediatamente una cosecha. Se debe hacer una labor diligente perseverante, en la preparación del suelo, la siembra de la semilla y el cultivo de las mieses. Del mismo modo se debe proceder en la siembra espiritual. Debe cultivarse el jardín del corazón. La tierra debe ser roturada por el arrepentimiento. Deben sacarse de raíz las malas hierbas que ahogan el grano sembrado. Así como se requiere un trabajo diligente para limpiar un campo que se ha llenado de abrojos, sólo se pueden vencer las malas tendencias del corazón por medio de esfuerzos fervientes hechos en el nombre y el poder de Cristo.

Al cultivar la tierra, el trabajador reflexivo descubrirá que se abren ante él tesoros jamás soñados. Nadie puede tener éxito en los trabajos agrícolas o de la huerta si no presta atención a las leyes que entrañan. Es necesario estudiar las necesidades especiales de cada variedad de plantas. Las diversas variedades requieren terreno y cultivo diferentes, 112 y la condición del éxito es la obediencia a las leyes que rigen a cada una.  

La atención requerida al trasplantar, para que no se cambien de lugar ni amontonen siquiera las raíces más finas, el cuidado de las plantas tiernas, la poda y el riego; la protección contra la helada de la noche y el sol durante el día, el cuidado que hay que ejercer para mantener alejadas las malas hierbas, las enfermedades y las plagas de insectos, el arreglo de las plantas, no sólo enseñan lecciones importantes en cuanto al desenvolvimiento del carácter, sino que el trabajo mismo es un medio de desarrollo. 

 Al cultivar el cuidado, la paciencia, la atención a los detalles, la obediencia a la ley, se obtiene una educación esencial. 
*El contacto constante con el misterio de la vida y el encanto, de la naturaleza, así como la ternura necesaria para cuidar esos hermosos objetos de la creación de Dios, tienden a vivificar la mente y refinar y elevar el carácter, y las lecciones aprendidas preparan al trabajador para tratar con más éxito con otras mentes. 
(La Educación de Elena G de White) 113 

04A. DIOS EN LA NATURALEZA. (LA EDUCACIÓN - LAS ENSEÑANZAS DE LA NATURALEZA). EGW


"Considera las maravillas... del Perfecto en sabiduría" 
                               Job 37:14,16.   99                         
A. DIOS EN LA NATURALEZA.
"Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza". Hab. 3:3.
EN TODAS las cosas creadas se ve el sello de la Deidad.  La naturaleza da testimonio de Dios.  La mente sensible, puesta en contacto con el milagro y el misterio del universo, no puede dejar de reconocer la obra del poder infinito.  La producción abundante de la tierra y el movimiento que efectúa año tras año alrededor del sol, no se deben a su energía inherente.  Una mano invisible guía a los planetas en el recorrido de sus órbitas celestes.  

Una vida misteriosa satura toda la naturaleza: Una vida que sostiene los innumerables mundos que pueblan la inmensidad; que alienta en el minúsculo insecto que flota en el céfiro estival; que sostiene el vuelo de la golondrina y alimenta a los pichones de cuervos que graznan; que hace florecer el pimpollo y convierte en fruto la flor.

El mismo poder que sostiene la naturaleza, obra también en el hombre.  Las mismas grandes leyes que guían igualmente a la estrella y al átomo, rigen la vida humana.  Las leyes que gobiernan la acción del corazón para regular la salida de la corriente de vida al cuerpo, son las leyes de la poderosa Inteligencia que tiene jurisdicción sobre el alma.  De esa Inteligencia procede toda la vida.  Únicamente en la armonía con Dios se puede hallar la verdadera esfera de acción de la vida.  La condición para todos los objetos de su creación es la misma: Una vida sostenida por la vida que se recibe de Dios, una vida que esté en armonía con la voluntad del Creador. Transgredir 100 su ley, física, mental o moral, significa perder la armonía con el universo, introducir discordia, anarquía y ruina.

Toda la naturaleza se ilumina para aquel que aprende así a interpretar sus enseñanzas; el mundo es un libro de texto; la vida, una escuela.  La unidad del hombre con la naturaleza y con Dios, el dominio universal de la ley, los resultados de la transgresión, no pueden dejar de hacer impresión en la mente y modelar el carácter.
Estas son las lecciones que nuestros niños deben aprender.  Para el niñito que aún no es capaz de captar lo que se enseña por medio de la página impresa o de ser iniciado en la rutina del aula, la naturaleza presenta una fuente infalible de instrucción y deleite.  

El corazón que aún no ha sido endurecido por el contacto con el mal, es perspicaz para reconocer la Presencia que penetra todas las cosas creadas.  El oído que no ha sido entorpecido por el vocerío del mundo, está atento a la Voz que habla por medio de las expresiones de la naturaleza.  Y para los de más edad, que necesitan continuamente los silenciosos recordativos de lo espiritual y lo eterno, la enseñanza de la naturaleza no dejará de ser una fuente de placer e instrucción.  

Así como los moradores del Edén aprendieron de las páginas de la naturaleza, así como Moisés percibió lo que Dios había escrito en los llanos y las montañas de Arabia, y el niño Jesús en los cerros de Nazaret, los niños de hoy día también pueden aprender del Creador.  Lo visible ilustra lo invisible.  En todas las cosas que hay sobre la tierra, desde el árbol más alto del bosque hasta el liquen que se adhiere a la roca, desde el océano sin límites hasta la concha más diminuta de la playa, pueden contemplar la imagen y la inscripción de Dios.

Hasta donde sea posible, colóquese al niño, desde su más tierna edad, en situación tal que se abra 101 ante él este maravilloso libro de texto.  Contemple él las gloriosas escenas pintadas por el gran Artista maestro en las telas variables de los cielos; familiarícese con las maravillas de la tierra y el mar, observe los misterios revelados por las diversas estaciones y aprenda del Creador en todas sus obras.

De ningún otro modo puede ponerse con tanta firmeza y seguridad el cimiento de una verdadera educación.  Sin embargo, hasta el niño, al ponerse en contacto con la naturaleza, hallará causas de perplejidad.  No puede dejar de reconocer la obra de fuerzas antagónicas.  En esto la naturaleza necesita un intérprete. 
 Al ver el mal manifiesto hasta en el mundo natural, todos tienen que aprender la misma triste lección: "Un enemigo ha hecho esto".*Mt. 13:28.

Sólo se puede leer debidamente la enseñanza de la naturaleza a la luz que procede del Calvario.  Hágase ver por medio de la historia de Belén y de la cruz cuán bueno es vencer el mal, y cómo constituye un don de la redención cada bendición que recibimos. En la zarza y la espina, el abrojo y la cizaña, está representando el mal que marchita y desfigura.  

En el canto del pájaro y el pimpollo que se abre, en la lluvia y la luz del sol, en la brisa estival y en el suave rocío, en diez mil objetos de la naturaleza, desde el cedro del bosque hasta la violeta que florece a su pie, se ve el amor que restaura.  Y la naturaleza nos habla todavía de la bondad de Dios.

"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal". *Jer. 29:11. 
Este es el mensaje que, a la luz que procede de la cruz, debe leerse en toda la naturaleza.  Los cielos declaran la gloria de Dios, 
y la tierra está llena de sus riquezas.
(La Educación de Elena G de White) 102