lunes, 11 de junio de 2018

01.- SECCIÓN I. EL HOGAR, LA PRIMERA ESCUELA. CONDUCCIÓN DEL NIÑO (EGW).


CAPÍTULO 1. LA IMPORTANCIA DEL HOGAR COMO ESCUELA.
LA EDUCACIÓN COMIENZA EN EL HOGAR.
En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño.  Allí está su primera escuela.  Allí, con sus padres como maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio propio.  Las influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o el mal.  Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se ejercen de la debida manera, llegan a ser un poder abarcante para la verdad y la justicia.  Si no se instruye correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por instrumentos elegidos por él. ¡Cuán importante es, pues, la escuela del hogar! (Consejos para los Maestros. pág. 83).

LA COLOCACIÓN DEL FUNDAMENTO SÓLIDO.
Sobre los padres recae la obligación de dar instrucción física, mental y espiritual.  Debe ser el objeto de todo padre, asegurar para su hijo un carácter bien equilibrado, simétrico.  Esa es una obra de no pequeña magnitud e importancia, una obra que requiere ferviente meditación y oración no menos que esfuerzo paciente y perseverante.  Hay que echar un fundamento correcto, levantar un armazón fuerte y firme, y luego, día tras día, adelantar la obra de edificar, pulir y perfeccionar (Ibid.). 18

NIÉGUESE AL NIÑO TODO, MENOS ESTE DERECHO.
Padres, recordad que vuestro hogar es una escuela en la cual vuestros hijos han de ser preparados para las moradas de arriba.  Negadles todas las cosas antes que la educación que deberían recibir en sus primeros años.  No les permitáis manifestar su enojo.  Enseñadles a ser bondadosos y pacientes.  Enseñadles a ser considerados con otros.  Así los prepararéis para un ministerio superior en las cosas de la religión (Manuscrito 102, 1903).
El hogar debería ser una escuela preparatoria donde los niños y los jóvenes se capaciten para el servicio del Maestro, el cual los ha de preparar para unirse con la escuela superior en el reino de Dios (Manuscrito 7, 1899).

NO ES UN ASUNTO DE SEGUNDA IMPORTANCIA.
La educación que se imparte en el hogar no debe considerarse como un asunto de importancia secundaria Ocupa el primer lugar en toda verdadera educación.  Los padres y las madres han recibido la responsabilidad de moldear las mentes de sus hijos (Review and Herald, 6-6-1899).
Cuán alarmante es el aforismo que dice: "Árbol que crece torcido, su tronco nunca endereza".  Debe aplicarse a la formación de nuestros hijos.  Padres, ¿recordaréis que la educación de vuestros hijos, desde sus años más tiernos, os ha sido confiada como una empresa sagrada?  Estos árboles tiernos han de formarse con cariño, a fin de que puedan trasplantarse en el huerto del Señor.  Por ningún motivo debe descuidarse la educación en el hogar.  Los que la descuidan, están descuidando un deber religioso (Manuscrito 84, 1897).

EL GRAN ALCANCE EN LA EDUCACIÓN DEL HOGAR.
La educación del hogar significa mucho.  Es una cuestión de vasto alcance.  Abrahán fue llamado el padre de los fieles.  Entre las cosas que lo convirtieron 19 en un notable ejemplo de piedad se encuentra la estricta consideración que daba a los mandamientos de Dios en su hogar.  Cultivaba la religión de la familia. El que ve la educación impartida en cada hogar, y que mide la influencia de esta educación, dijo: "Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio" (Carta 9, 1904).

Dios mandó a los hebreos que enseñasen sus requerimientos a sus hijos y que los familiarizase con todo su proceder para con su pueblo.  El hogar y la escuela eran uno.  En lugar de labios extraños, los amantes corazones del padre y de la madre tenían que dar instrucción a sus hijos.  Los pensamientos de Dios estaban asociados con todos los acontecimientos de la vida diaria en el hogar.  Las obras poderosas de Dios en la liberación de su pueblo eran repetidas con elocuencia y reverente temor.  Las grandes verdades de la providencia de Dios y de la vida futura eran grabadas en las mentes juveniles, y así éstas llegaban a familiarizarse con todo lo que fuese verdadero, bueno y bello.
Mediante el empleo de figuras y símbolos, las lecciones dadas eran ilustradas y grabadas así en la memoria más firmemente.  Por medio de ese conjunto de imágenes animadas, el niño era, casi desde los primeros años, iniciado en los misterios, la sabiduría y las esperanzas de sus padres y encauzado en una manera de pensar, sentir y prever que alcanzaba más allá de lo visible y transitorio: hasta lo invisible y eterno (La Educación Cristiana, pág. 260).

HABILITA PARA LA ESCUELA FORMAL.
La obra de los padres precede a la del maestro.  Tienen una escuela en el hogar: el primer grado.  Si tratan de aprender cuidadosamente cuál es su deber y de cumplirlo con oración, prepararán a sus hijos para entrar en 20 el segundo grado, para recibir instrucciones del maestro (Review and Herald, 13-6-1882).

MODELA EL CARÁCTER.
El hogar puede ser una escuela donde el carácter de los niños se modele a la semejanza de un palacio (Manuscrito 136, 1898).

LA EDUCACIÓN EN EL HOGAR DE NAZARET.
Jesús recibió su educación en el hogar.  Su madre fue su primer maestro humano.  De los labios de ella, y de los escritos de los profetas, aprendió las cosas del cielo.  Vivió en un hogar de aldeanos y con fidelidad y buen ánimo llevó su parte de las cargas de la casa.  El que había sido el comandante del cielo, consintió en ser un siervo voluntario, un hijo amante y obediente.  Aprendió un oficio, y con sus propias manos trabajó en la carpintería con José (El Ministerio de Curación, págs. 310, 311). 21

CAPÍTULO 2. LOS PRIMEROS MAESTROS.
LOS PADRES DEBEN COMPRENDER SU RESPONSABILIDAD.
El padre y la madre deberían ser los primeros maestros de sus hijos 
(Manuscrito 67, 1903).
Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad.  El mundo está lleno de trampas para los jóvenes.  Muchísimos son atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales.  No pueden discernir los peligros ocultos o el fin temible de la senda que a ellos les parece camino de la felicidad.  Cediendo a sus apetitos y pasiones, malgastan sus energías, y millones quedan perdidos para este mundo y para el venidero.  Los padres deberían recordar siempre que sus hijos tienen que arrostrar estas tentaciones.  Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal.
 (El Ministerio de Curación, pág. 287).
Los padres necesitan a cada paso una sabiduría más que humana a fin de comprender cómo educar mejor a sus hijos para una vida útil y feliz aquí, y para un servicio más elevado y un mayor gozo en el más allá.
 (Review and Herald, 13-9-1881).

LA EDUCACIÓN INFANTIL UNA PARTE IMPORTANTE DEL PLAN DE DIOS.
La educación de los niños constituye una parte importante del plan de Dios para demostrar el poder del cristianismo.  Una solemne responsabilidad reposa sobre los padres en el sentido de educar a sus hijos para que cuando salgan al mundo, hagan bien y no mal a aquellos con quienes se asocien (Signs of the Times, 25-9-1901).
Los padres no deberían considerar livianamente la obra de educar a sus hijos, ni descuidaría por ningún motivo.  Deberían emplear mucho tiempo estudiando cuidadosamente las leyes que regulan nuestro organismo.  Deberían hacer su primer objetivo 22 el conocer cabalmente la manera debida de tratar con sus hijos, a fin de proporcionarles mentes y cuerpos sanos. . . .
Muchos que profesan ser seguidores de Cristo descuidan tristemente sus deberes domésticos; no perciben la sagrada importancia de la responsabilidad que Dios ha encomendado en sus manos, de moldear los caracteres de sus hijos de tal modo que posean una fibra moral que les permita resistir a las numerosas tentaciones que entrampan los pies de la juventud (Pacific Health Journal, abril de 1890).

ES NECESARIA LA COLABORACIÓN CON DIOS.
Cristo no le pidió a su Padre que retirara a los discípulos del mundo, sino que los guardara del mal en el mundo para protegerlos de caer en las tentaciones que encontrarían en todas partes.  Los padres y las madres deberían ofrecer esta misma oración en favor de sus hijos. ¿Pero han de rogar a Dios y luego dejar que sus hijos hagan como les plazca?  Dios no puede proteger del mal a los hijos si los padres no colaboran con él.  Los progenitores deben realizar su obra valiente y gozosamente, manifestando un esfuerzo incansable (Review and Herald, 9-7-1901).
Si los padres comprendieran que nunca quedarán libres de la responsabilidad de educar y formar a sus hijos para Dios, si hicieran su obra con fe, colaborando con Dios mediante oración ferviente y trabajo, tendrían éxito en llevar a sus hijos al Salvador (Signs of the Times, 9-4-1896).

CÓMO CUMPLIÓ SU RESPONSABILIDAD UN MATRIMONIO.
Un ángel celestial acudió a instruir a Zacarías y Elisabeth acerca de la manera como deberían educar a su hijo, a fin de trabajar en armonía con Dios en la preparación de un mensajero que anunciara el advenimiento de Cristo.  Como padres debían colaborar fielmente con Dios en formar en Juan un 23 carácter que lo capacitara para realizar la parte que Dios le había asignado como  obrero competente.
Juan les había nacido a una edad avanzada, era hijo de un milagro, y los padres pudieron pensar que tenía una tarea especial que realizar para el Señor y que el Señor lo cuidaría.  Pero los padres no razonaron en esa forma; se retiraron a un lugar alejado, donde su hijo no estuviera expuesto a las tentaciones de la vida ciudadana, o fuera inducido a alejarse del consejo y la instrucción que ellos como padres le darían.  Cumplieron su parte en desarrollar en el niño un carácter que en todo sentido satisfaría el propósito para el cual Dios lo había traído a la existencia. . . . Cumplieron sagradamente su obligación (Id., 16-4-1896).

CONSIDERAD A LOS HIJOS COMO UN LEGADO.
Los padres deben considerar a sus hijos como un legado de Dios para ser educados para la familia celestial.  Educadlos en el temor y amor de Dios, porque "el temor de Dios es el principio de la sabiduría" (Ibid.).
Los que son leales a Dios lo manifestarán en la vida doméstica.  Considerarán la educación de sus hijos como una obra sagrada encomendada por el Altísimo (Manuscrito 103, 1902).

LOS PADRES DEBEN CALIFICARSE COMO MAESTROS CRISTIANOS.
La importantísima obra de los padres es muy descuidada.  Despertad, padres, de vuestro sueño espiritual y comprended que la primera enseñanza que reciben los niños debéis dársela vosotros.  Debéis enseñar a vuestros pequeños a conocer a Dios.  Debéis realizar esta obra antes de que Satanás siembre sus semillas en sus corazones.  Dios llama a sus hijos, y deben ser conducidos hacia él, educados en hábitos de trabajo, limpieza y orden.  Esta es la disciplina que Cristo desea que reciban (Review and Herald, 9-10-1900). 24
El pecado estará a la puerta de los padres a menos que se despierten y se capaciten para ser maestros inteligentes, seguros y cristianos (Manuscrito 38, 1895).

ES NECESARIA LA UNIDAD ENTRE LOS PADRES.
El esposo y la esposa han de estar estrechamente unidos en su obra en la escuela del hogar.  Deben ser muy suaves y cuidadosos en su manera de hablar, no sea que abran una puerta a la tentación a través de la cual Satanás entre para ganar victoria tras victoria.  Deben ser mutuamente bondadosos y corteses, obrando en tal forma que puedan respetarse recíprocamente.  Cada uno ha de ayudar al otro a fin de rodear al hogar de una atmósfera agradable y sana.  No deberían discutir en presencia de sus hijos.  Deberían conservar siempre la dignidad cristiana.
 (Carta 272, 1903).

EL INSTRUCTOR ESPECIAL PARA CADA HIJO.
La madre siempre debería ocupar un lugar sobresaliente en esta obra de educar a sus hijos.  En tanto que tareas graves e importantes reposan sobre el padre, la madre mediante una asociación casi constante con sus hijos, especialmente en sus años más tiernos, siempre debe ser su instructora especial y compañera. 
(Pacific Health Journal, enero de 1890).

UNA EDUCACIÓN MÁS AMPLIA QUE LA MERA INSTRUCCIÓN.
Los padres deben aprender la lección de la obediencia implícita a la voz de Dios, que les habla desde su Palabra; y al aprender esta lección, pueden enseñar a sus hijos la obediencia mediante el precepto y el ejemplo.  Esta es la obra que debería realizarse en el hogar.  Aquellos que la hagan se elevarán a sí mismos al comprender que deben elevar también a sus hijos.  Esta educación significa mucho más que una mera instrucción (Manuscrito 84, 1897).

UNA OBRA ESPORÁDICA NO ES ACEPTABLE.
La obra que se realice esporádicamente en el hogar no pasará 25 la prueba del juicio.  La fe y las obras han de ser combinadas por los padres cristianos.  Así como Abrahán continuó guiando a su familia después de él, también los padres de la actualidad han de guiar a sus familias después de ellos.  La norma que cada padre debe defender es ésta: "Que guarden el camino de Jehová".  Todo otro camino es una senda que conduce, no a la ciudad de Dios, sino a las filas del destructor (Review and Herald, 30-3-1897).

QUE LOS PADRES REVISEN SU OBRA.
¿Quisieran repasar su obra los padres en lo que atañe a la educación y preparación de sus hijos, y considerar si acaso han cumplido plenamente su deber con esperanza y fe para que esos niños sean una corona de gozo en el día del Señor Jesús? ¿Han trabajado por el bienestar de sus hijos, de tal modo que Jesús pueda contemplarlos desde el cielo y santificar sus esfuerzos mediante su Espíritu?  Padres, a vosotros os toca preparar a vuestros hijos para ser útiles en esta vida en el grado más alto, y compartir la gloria final de lo que ha de venir.
 (Good Health, enero de 1880). 26

CAPÍTULO 3. CUÁNDO COMENZAR LA EDUCACIÓN DEL NIÑO.
LA EDUCACIÓN COMIENZA CON EL LACTANTE.
La palabra "educación" significa más que un curso de estudios.  La educación comienza cuando el niño está en los brazos de su madre.  Mientras la madre moldea y forma el carácter de sus hijos, los está educando.
 (Good Health, julio de 1880).
Los padres envían a sus hijos a la escuela y cuando han hecho esto, piensan que ya los han educado.  Pero la educación es una cuestión más amplia de lo que muchos comprenden: abarca todo el proceso mediante el cual el niño es instruido desde el nacimiento a la segunda infancia, de la segunda infancia a la juventud, y de la juventud a la adultez.  Tan pronto como un niño es capaz de formar una idea, debería comenzar su educación (Review and Herald, 27-6-1899).

COMENZAD CUANDO LA MENTE ES MÁS IMPRESIONABLE.
La obra de educación y formación debería comenzar en la primera infancia del niño, porque entonces la mente es más impresionable, y las lecciones impartidas se recuerdan mejor (Carta 1, 1877).
Los niños deberían ser educados en la escuela del hogar desde la cuna hasta la madurez.  Y, como en el caso de cualquier escuela bien llevada, los maestros mismos obtienen importante conocimiento; especialmente la madre, que es la maestra principal en el hogar, debería allí aprender las lecciones más valiosas para su vida (Pacific Health Journal, mayo de 1890).
Los padres tienen el deber de pronunciar las palabras debidas. . . . Día a día deberían aprender en la escuela de Cristo lecciones de Aquel que los ama.  Luego la historia del amor eterno de Dios 27 será repetida a los tiernos niños en la escuela del hogar.  Así, antes de que la razón se desarrolle plenamente, los hijos pueden aprender de sus padres la actitud debida (Manuscrito 84, 1897).

CONSIDERAD LA PREPARACIÓN PRECOZ.
La preparación precoz de los niños es un tema que debería estudiarse cuidadosamente.  Necesitamos convertir el tema de la educación de nuestros hijos en una preocupación, porque su salvación depende mayormente de la educación que se les imparte en la niñez.  Los padres y guardianes deben mantener pureza en el corazón y en la vida, si desean que sus hijos sean puros.  Como padres y madres, deberíamos educarnos y disciplinarnos.  Luego como maestros del hogar, podremos formar a nuestros hijos, preparándolos para la herencia inmortal.
 (Review and Herald, 8-9-1904).

REALIZAD UN BUEN COMIENZO.
Vuestros hijos son la propiedad de Dios, comprada por precio.  Tened mucho cuidado, padres y madres, en tratarlos en forma cristiana (Manuscrito 126, 1897).
Los jóvenes deberían ser educados cuidadosa y juiciosamente, porque los malos hábitos formados en la infancia y la juventud a menudo perduran durante toda la vida.  Que Dios nos ayude a ver la necesidad de realizar un comienzo correcto.
 (The Gospel Herald, 24-12-1902).

LA IMPORTANCIA DE EDUCAR AL PRIMER HIJO.
El primer hijo debería ser educado especialmente con mucho cuidado, porque él educará al resto.  Los niños crecen de acuerdo con la influencia de los que los rodean.  Si son manejados por aquellos que son ruidosos y turbulentos, ellos también se convierten en ruidosos y casi insoportables (Manuscrito 64, 1899).

LA PLANTA COMO LECCIÓN OBJETIVA DE LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS.
El desarrollo gradual de la planta a 28 partir de la semilla, es una lección objetiva para la educación del niño.  "Primero hierba, luego espiga, luego grano lleno en la espiga" (Mar. 4: 28).  El que dio esta parábola, creó la semillita, le dio sus propiedades vitales, y dictó las leyes que rigen su crecimiento.  Y las verdades enseñadas por la parábola fueron hechas una realidad en su propia vida.  El, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, se hizo criatura en Belén, y representó por un tiempo a la infancia impotente que depende del cuidado materno. En su niñez habló y se condujo como niño, honró a sus padres, y realizó sus deseos en forma útil.  Pero a partir del primer destello de inteligencia, fue creciendo constantemente en gracia y en conocimiento de la verdad (La Educación, págs. 102, 103). 29

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